14/01/2021. 79 lecturas. Un 7% de macro-empresas agrarias acapara ya la mitad del incremento del valor productivo. A pesar de la subida de un 3,6% de la Renta Agraria en términos reales por el aumento de la producción, (según la primera estimación del Ministerio de Agricultura), el sector ha perdido 67.000 activos en 2020, un descenso del 7,9% respecto a 2019. Desde 2003, el sector agrario acumula una pérdida de renta de un 12,2% y una reducción de 235.000 ocupados, muchos de ellos profesionales autónomos que han tenido que abandonar la actividad ante la quiebra técnica de su explotación.
La extrema volatilidad de los precios, la espiral alcista de los costes y las importaciones sin control de terceros países, hipotecan la rentabilidad y la capacidad de creación de empleo de las pequeñas y medianas explotaciones familiares. A pesar de ello, los hombres y mujeres del campo siguen demostrado una gran capacidad de resiliencia, manteniendo las producciones y aumentado incluso las exportaciones en un año muy complicado, según ha explicado Miguel Blanco, Secretario General de COAG quien añade que “si 2020 ha sido el año del reconocimiento social del carácter esencial de la actividad agraria, 2021 debe ser el de la rentabilidad para el modelo social y profesional de agricultura. Si una parte de las fondos de reconstrucción de la UE se utilizan de verdad para apoyar la sostenibilidad y la digitalización de las “pymes” del campo, están preparados para impulsar el desarrollo económico y social post-pandemia de nuestro país.
El ascenso en la Renta Agraria en 2020 se debe principalmente al crecimiento del valor de la producción (que alcanza un nuevo récord hasta los 52.991millones de euros). La producción vegetal aumentó un 3,2% en valor que se debe a la evolución al alza tanto del volumen producido como de los precios. En la producción ganadera se produjo un incremento de valor de un 1,8%, hasta los 20.272 millones de euros, el máximo registrado en toda la serie histórica, por al aumento del volumen producido, compensando la bajada del 1,1% de los precios. En lo que respecta a las producciones agrícolas se han producido ascensos en cereales, frutas, cultivos industriales y forrajeras, y caídas en patata o aceite de oliva. En producciones ganaderas destaca la carne de porcino, que es la producción ganadera más importante de España.
La mayor parte de los inputs crecieron respecto a 2019, excepto energía y lubricantes (que bajaron un 17,5% por el impacto de la pandemia), los fertilizantes y el mantenimiento de edificios y servicios agrícolas. Los piensos ascendieron un 3%, y continúan siendo el capítulo más importante del total de costes de producción, debido a la subida de cantidad y el mantenimiento del precio. También tuvieron incrementos notables los productos fitosanitarios, los gastos veterinarios, mantenimiento de material y semillas y plantones.
Asimismo, los costes laborales se han disparado por encima del 30% ante la asignación de recursos necesarios para afrontar los retos en materia de movilidad, llegada de temporeros que asegurasen la recogida de las cosechas, el cumplimiento de estrictas exigencias sanitarias en las explotaciones por el COVID y los efectos de la subida del Salario Mínimo Interprofesional.